miércoles, 14 de agosto de 2013

¿Lucha de Clases?

A la teoría de la lucha de clases y de la oposición irreductible entre el capital y el trabajo, a la prédica demagógica que enseña al obrero o empleado a odiar al patrono como a su mayor enemigo y que, de carambola, previene a éste contra aquél, hay que oponer resueltamente la doctrina más sagaz y razonable de la identidad de intereses entre todos lo elementos del cuerpo social, entre todos los estamentos de la nacionalidad. Al país entero en realidad -y no sólo al empresario ni sólo al obrero, no únicamente al Capital ni exclusivamente al Trabajo- interesa que se exploten sus fuentes de riqueza, que prospere la agricultura, que se afiance y desarrolle la industria, que empleados y obreros ganen cada vez más altos sueldos y salarios y mejoren su nivel de vida, y también que el empleador obtenga razonables utilidades que lo estimulen a nuevas inversiones, porque éstas han de representar por fuerza nuevas y amplias oportunidades de trabajo y bienestar.


Si obreros y capitalistas tienen conciencia de sus derechos y obligaciones, si las leyes establecen garantías a favor de unos y de otros, si se impide que el exagerado afán de lucro sacrifique al obrero y se impide también, con idéntica energía, que el irresponsable exceso demagógico sacrifique al capitalista, al .descontento, al rencor, al encono entre las clases, a las divisiones estériles, habrá sucedido en el Perú un régimen de armoniosa y estimulante cooperación entre todos los peruanos.



La Prensa, 16/8/1953